Tu aliento en mi cuello,
mi piel en tus manos,
la noche se curva
bajo nuestros cuerpos.
Gimes mi nombre
como si fuera plegaria,
y yo, temblando,
me derramo en tus labios
como verso prohibido
escrito entre las sábanas.
Tu aliento en mi cuello,
mi piel en tus manos,
la noche se curva
bajo nuestros cuerpos.
Gimes mi nombre
como si fuera plegaria,
y yo, temblando,
me derramo en tus labios
como verso prohibido
escrito entre las sábanas.